Necesito yo de tí
que me tomes de las manos,
que transites por mi vida
como arroyo de verano.
Que juegues con la niña
que habita aún en mí
y me cubras por las noches
al momento de dormir.
Que tus besos en mi cara
borren de mi piel
el calor de los veranos,
el dolor de ser mujer.
Que en mis pies cansados
de tanto ir y venir,
seas como agua fresca y
me hagas revivir.
Que en la lucha de los días
baste vernos y entender,
que tu alma y la mía
sólo una han de ser.
Que en la puesta de este día,
junto al árbol, y de pie,
me recibas en tus brazos,
cada nuevo amanecer.
que me tomes de las manos,
que transites por mi vida
como arroyo de verano.
Que juegues con la niña
que habita aún en mí
y me cubras por las noches
al momento de dormir.
Que tus besos en mi cara
borren de mi piel
el calor de los veranos,
el dolor de ser mujer.
Que en mis pies cansados
de tanto ir y venir,
seas como agua fresca y
me hagas revivir.
Que en la lucha de los días
baste vernos y entender,
que tu alma y la mía
sólo una han de ser.
Que en la puesta de este día,
junto al árbol, y de pie,
me recibas en tus brazos,
cada nuevo amanecer.
3 comentarios:
Aprecio ese deseo de seguir siendo niña, que como en el fondo de cada persona siempre está, somos necesitados de afecto, carencias que en esta realidad absurda se manifiestan en forma creciente y despiada, aunque parezca lo contrario.
Que tus verson son tan bellos
como ese amanecer;
ahora ya me despido,
pero, seguro, volveré.
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